El proyecto educativo que nos convoca en Antonino, reconoce la literatura como un campo de la cultura humana que ofrece múltiples posibilidades a la labor Pedagógica.
El saber literario nos pone en contacto no sólo con la dimensión estética propia de él, sino que además dinamiza y enriquece los procesos cognitivos, permitiendo el despliegue de la imaginación y la creatividad.
El contacto con textos de calidad estética y literaria desde temprana edad, flexibiliza el pensamiento, pues ofrece al niño(a) la experiencia de otros contextos, de otras vivencias diferentes de las suyas propias, lo que favorece una visión más universal, más abierta a su propia experiencia y la de los demás.
Conscientes que el aprendizaje de la lectura marca para siempre el destino escolar del niño(a), lo hemos vinculado al contacto con textos literarios, aún antes que ellos sepan leer en sentido formal, es decir antes que decodifiquen la lengua escrita.
Esto nos ha permitido desarrollar una estrategia de motivación hacia la lectura y su aprendizaje, fundamentada en el placer y el disfrute. Los textos literarios se convierten entonces en una valiosa herramienta por las situaciones que recrean, por los juegos imaginativos que proponen, por su exploración con la sonoridad del Idioma; aspectos todos a los que son sensibles los niños (as), desde sus primeros años de vida.
En este sentido “Lee Conmigo” es una actividad que pretende reunir a la familia en torno a la lectura de un libro ofrecido al niño (a) en la Institución, en calidad de préstamo. La posibilidad de leerlo con papá, mamá y hermanos entre otros, será una experiencia importante y significativa para todos.
Fomentar el hábito de la lectura, trascendiendo el ámbito escolar, es la tarea que pretendemos desarrollar a través de “Lee conmigo”. Es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Haga de la lectura del cuento que su hijo (a) lleva a casa, un momento agradable y placentero.
Invite a los demás miembros de la familia para que compartan la lectura del texto.
Dé lugar a las preguntas y los comentarios que la historia sugiere, no importa que tenga que suspender por momentos la lectura.
Escuche las interpretaciones que sugieren las situaciones y personajes, aunque a su modo de ver estén alejadas de la narración.
Tenga en cuenta que los niños (as) perciben cantidad de detalles y matices que se escapan a los adultos. Permita que se los enseñe.
Encuentre el tiempo para hacer significativo este momento, escoja un lugar adecuado, tranquilo y en lo posible silencioso.
Lea con voz clara y sin afectación, pero manteniendo el ritmo y la cadencia.
En lo posible lea con anterioridad el cuento, prepárese, para que al momento de compartirlo con su familia pueda sacarle el mejor partido.
Permita que el niño (a), si lo desea, lea también para usted (es), no importa que no “sepa leer”. Él sabe hacerlo a su manera.
Fomente el cuidado y respeto por el libro, no permita que se lo maltrate.
En nuestro colegio se ha enseñado el adecuado uso de ellos, destacando que nos pertenecen a todos.